

El se le acercó con las cejas apuntando hacia arriba. Sólo suplicaba una mirada, una sonrisa de complicidad. Ella se detuvo un momento y le dejó apurar el espacio que les separaba; en cuanto le sintió cerca se giró y, después de mirarle intensamente con los ojos brillantes, le abrazó.
Hacía ya varias semanas que compartían el trayecto hacia casa. Se gustaron desde el mismo instante y en la primera conversación cada uno ya sabía quién era el otro.
Autoedición. Barcelona 2012
180 págs. Rústica 21x15 cm
Edición Bilingüe castellano-catalán